Omar Massa: "Alemania nos regaló el bandoneón y nosotros les regalamos el tango"
Es uno de los músicos de tango y embajador de la música de Piazzolla más prominentes. Se presentó en el festival Phil Harmonika de Berlín y habló con DW sobre sus experiencias en Europa y sobre la esencia del tango.
La música del compositor argentino Astor Piazzolla sigue estando presente en el mundo entero, ofreciendo nuevas interpretaciones y variantes de la mano de los músicos que llegan a un público moderno. Omar Massa, el bandoneonista argentino que conoció Invierno Porteño a la edad de cinco años, piensa en llevar el tango al siglo XXI, demostrando que no existe límites en ese género musical.
En el marco de veinticinco años de hermanamiento entre Berlín y Buenos Aires, la capital alemana rebosa de una gran cantidad de actividades culturales que buscan reforzar el vínculo entre ambas ciudades. El 19 de mayo tuvo lugar la presentación del músico Omar Massa en el festival Phil Harmonika, que este año ha hecho un foco especial en la capital argentina. Massa habló con DW sobre y qué significa ser embajador de la música de Piazzolla en el mundo.
Deutsche Welle: ¿Cómo descubrió el tango?
Omar Massa: No lo descubrí, sino que ya estaba desde siempre. Si bien no nací en la época dorada del tango, en el año 1981, mis abuelos escuchaban tango, y fue en los bailes de la década del cuarenta donde se conocieron. Cuando yo era chico se escuchaba tango en la radio todo el día. Empecé a estudiar piano a los cinco años, y lo que más me gustaba tocar era Invierno Porteño de Piazzolla. De grande fui descubriendo otras músicas pero el tango está en el ADN, ya viene dado.
¿Qué significa ser el "embajador de Piazzolla" en el mundo?
Es una manera en la cual muchos medios europeos me han estado definiendo en el último tiempo, y por supuesto que me halaga que se diga eso de mí. Pero creo que todos los bandoneonistas argentinos somos embajadores de la música de Piazzolla. Entre todos, especialmente los que somos más jóvenes, somos una gran familia donde él es nuestro padre. Somos todos embajadores, intentando llevar la música de Piazzolla a todo el mundo, con orgullo, satisfacción y mucho amor. Me enorgullece poder ser un embajador de la cultura de mi país y poder aportar mi granito de arena, que es lo que intento hacer, como lo hizo Piazzolla, quien es el mayor ejemplo en este sentido.
¿Qué cree que le ha aportado vivir en Europa?
La posibilidad de tocar con músicos de todas partes del mundo, y sobre todo músicos europeos de alto nivel de música académica. Desde hace tres años estoy trabajando con solistas clásicos y orquestas de distintas partes de Europa, y cada vez que tengo un nuevo trabajo es un poco como estar en el conservatorio o en la universidad de nuevo. También se dan muy buenos intercambios, como cuando el año pasado tuve la oportunidad de tocar con Bruno Delepelaire, primer chelista de la filarmónica de Berlín, que es una maravilla excepcional de músico. Él se me acercó y lo primero que me dijo fue: "Qué bueno que puedo tocar con un bandoneonista de Buenos Aires para conocer los detalles de la música de Piazzolla, que me encanta". También me pasó algo así con el contrabajista finés Janne Saksala, quien, la primera vez que ensayamos juntos en la Philarmonie, me dijo que tenía todos los discos de Piazzolla.
Hay ritmos latinos que nacen de la frecuencia propia de su gente ¿Cree que es muy diferente tocar tango, y en especial Piazzolla, con músicos no argentinos?
Como descendiente de europeos, españoles, italianos y griegos, al igual que muchos latinos, uno podría pensar que somos muy similares. Pero trabajando con grandes músicos en Europa, me di cuenta de que los latinoamericanos tenemos un sentir del ritmo que viene dado por la influencia africana de nuestra música la cual pareciera estar olvidada, o no se le da tanta importancia. De hecho, los términos tango –el cual, según algunos autores era el término que los esclavos provenientes del Congo para designar el "lugar de reunión"- y milonga tienen raíces africanas. El comienzo de esta música está muy relacionado con la mezcla de la música europea-criolla con esos ritmos africanos. Y es justamente esto último lo que los europeos no tienen en su ADN musical.
Berlín es una ciudad muy tanguera, lo que se puede apreciar en la cantidad de milongas que existen, a las que acuden muchos alemanes ¿Cómo fue la relación con el público en su presentación del 19 de mayo?
Fue realmente muy emocionante. Sin dudas, Berlín es una ciudad con mucho tango, donde este se conoce mucho, y Alemania es el país que inventó el bandoneón. Para mí fue muy emotivo porque decidí tocar con mi primer bandoneón, el cual fue construido en Berlín en el año 1927, y sentí esa familiaridad, esa conexión que hay entre Argentina y Alemania, que es muy curiosa y particular. Me llamaba la atención ver que los alemanes inventaron el bandoneón, que hoy es el instrumento emblema, alma y voz del tango. Para nosotros, tocarlo es lo más argentino que existe, pero para ellos es alemán, y cada uno lo toca de manera diferente y se aprecian las diferencias. Se podría decir que ellos nos regalaron el bandoneón y nosotros les regalamos el tango.
¿Qué es el tango para usted?
Es la esencia de la expresión cultural de la persona de Buenos Aires. Es el idioma materno, a punto tal que creo que muchos porteños no se dan cuenta de lo tangueros que son. Es lo que somos los porteños, destilado en arte, en música, en poesía, en baile. Tiene todo lo bueno y parte de lo malo; es un espejo de lo que somos. Pero también es lo que podríamos ser; en el sentido de lo que querríamos que fuera y lo que tenemos que hacer por el tango como músicos. Entonces, de la misma manera que intento aportarle algo al tango, es como busco mejorarme a mí mismo. Así como buscamos mejorarnos como personas y sociedad, también lo busco en la música.
(cp)
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